La primera cuestión fundamental que hay que comprender es que la sabiduría y tu colección de pensamientos son dos cosas distintas. Los pensamientos adquiridos o prestados no son sabiduría. Los pensamientos tomados de otras fuentes no conducen al hombre a la verdad o a sí mismo. Esta sabiduría es falsa, es una seudo sabiduría. Te crean la ilusión de que has alcanzado la sabiduría, pero en realidad no sabes nada, sigues siendo ignorante.
Esta es la misma situación de alguien que ha leído muchos libros sobre natación y ha aprendido tanto sobre el tema que podría dar una conferencia sobre natación o escribir un libro si tuviera que hacerlo, pero si alguien le empuja al agua, es evidente que no sabe nadar. Ha leído y ha aprendido todo sobre el tema, sabe la teoría, pero en la práctica no sabe nadar.
Había un faquir musulmán llamado Nasruddin. Un día, mientras estaba cruzando un río sentado en un barco, el barquero y él iban charlando por el camino. Nasruddin tenía fama de ser un erudito. Si un erudito tiene la oportunidad de demostrar que otra persona es ignorante, no la desaprovecha. Nasruddin le preguntó al barquero:
-¿Sabes leer?
El barquero dijo:
-Sé hablar, pero no sé leer ni escribir.
Nasruddin dijo:
-Has desperdiciado la cuarta parte de tu vida inútilmente porque si no sabes leer, cómo vas a adquirir sabiduría en tu vida? ¡Idiota! ¿Cómo se puede adquirir sabiduría si no se sabe leer?
Pero el barquero empezó a reírse en voz baja…
Después continuaron un poco más allá y Nasruddin preguntó:
-¿Sabes algo de matemáticas?
El barquero contestó:
-No, no sé absolutamente nada de matemáticas. Sólo sé contar con los dedos.
Nasruddin dijo:
-Has desperdiciado otra cuarta parte de tu vida inútilmente, porque si alguien no sabe nada de matemáticas, si ni siquiera sabe calcular, no podrá ganarse demasiado la vida. ¿Cómo va hacerlo? Para ganarse la vida hay que saber contar. ¿Qué puedes ganar? Has desperdiciado la mitad de tu vida.
Entonces se desató una tormenta, se formó un huracán y el barco se volcó y se hundió.
El barquero dijo:
-¿Sabes nadar?
-¡No, no sé nadar! –exclamó Nasruddin.
-Has desperdiciado toda tu vida –gritó el barquero-. Yo me voy. No sabré matemáticas ni sabré leer, pero sí sé nadar. Así que me marcho. Has desperdiciado toda tu vida.
Osho, Libro del Hara. El viaje al centro del ser, págs. 114-115