domingo, febrero 18, 2007

Archivo de Ana Frank


"El 30 de abril de 1941, sólo días después de recibir una nota de la Gestapo en que se lo amenazaba con denunciarlo a los nazis, el padre de Anna Frank escribió a su íntimo amigo de la universidad Nathan Straus Jr., para pedirle que, por favor, lo ayudara a sacar a su familia de Holanda para llevarla a EE.UU. “No lo pediría si las condiciones acá no me forzaran a hacer todo lo que pueda a tiempo para evitar lo peor”, escribió Otto Frank en una dramática carta que forma parte de una pila de documentos inéditos difundidos ayer en esta ciudad. El padre de Anna Frank fue el único de la familia que sobrevivió al Holocausto y fue el responsable de la publicación del diario de su hija, que revelaba los horrores del campo de concentración. “Quizá recuerdes que tenemos dos hijas. Es por el bien de ellas, fundamentalmente, que tenemos que preocuparnos. Nuestro propio destino tiene menos importancia”, escribió Frank en una de sus cartas a su amigo Straus, que no sirvieron para que la familia pudiera refugiarse en los Estados Unidos. Frank necesitaba un depósito de 5000 dólares para obtener la visa, y Straus, director de la Autoridad Federal de la Vivienda, amigo de Eleanor Roosevelt e hijo de uno de los dueños de Macy s, tenía dinero y conexiones. "Eres la única persona que conozco a la cual puedo recurrir. ¿Sería posible que hicieras un depósito a mi nombre?", escribió. Esa carta es el comienzo de una serie de misivas personales y documentos oficiales que revelan, por primera vez, los crecientes y desesperados esfuerzos de la familia Frank, en 1941, para llegar a EE.UU. o a Cuba antes de que los nazis llegaran a ellos. Los documentos, que pertenecían al Instituto para la Investigación Judía de Nueva York (YIVO), permanecieron casi 30 años en un depósito de Nueva Jersey antes de que un error administrativo condujera al inesperado descubrimiento. Dada la investigación histórica profunda y los extraordinarios esfuerzos por preservar el legado de Anna Frank, la aparición de estos archivos olvidados es sorprendente. La historia parece desarrollarse en cámara lenta a medida que el cuidadoso intercambio de cartas iban de un continente a otro. Cada página agrega una capa de tristeza a medida que avanza el tortuoso proceso por lograr la entrada a EE.UU. Laberinto desconcertante....

Finalmente, las poderosas conexiones y el dinero no fueron suficientes para permitir a los Frank y a la mayoría de los judíos europeos pasar las duras restricciones del Departamento de Estado. Para el verano de 1942, los Frank se vieron forzados a esconderse. Permanecieron en un escondite secreto durante dos años, antes de ser entregados, probablemente por el mismo que le enviaba anónimos. La trágica historia terminó con la muerte en los campos de concentración de Anna, de 15 años, su hermana Margot y su madre, Edith, y la publicación del diario de Anna, que hoy es un hito literario e histórico que personaliza a la inmensurable pérdida del Holocausto...

El archivo, que estaba en manos del Servicio Nacional de Refugiados, fue cedido al YIVO en 1974 junto con decenas de miles de otros archivos de agencias privadas de refugiados judíos. Hace dos años, el instituto recibió el apoyo para organizar y los 350 armarios con material valioso que tenía guardado en un centro de almacenamiento fuera de sus oficinas. En el verano de 2005, mientras seleccionaba los archivos, la voluntaria Estelle Guzik vio que en la tapa de uno de ellos faltaba una fecha de nacimiento, afirmó Carl J. Rheins, director ejecutivo de YIVO. Agregó que ella lo abrió y vio que los nombres eran Anna y Margot Frank, y exclamó: "¡Oh, Dios! ¡Este es el archivo de Ana Frank!"...

Los archivos hallados incluyen una carta del cuñado de Otto Frank, Julius Hollander, que había intentado localizar a los Frank para ayudarlos a emigrar a EE.UU. Hay también una notificación de cuatro líneas: "La Sra. Edith Frank murió y sus hijas están todavía desaparecidas". Otto Frank fue el único de la familia que sobrevivió al Holocausto. Tras la guerra, publicó el diario de su hija y murió en 1980 en Suiza.

La Nación, 16-02-07