Dedicarse a lo que uno ama, a aquello que le causa emoción, alegría...
¡Es difícil encontrar y seguir una vocación!.
Estoy pensando en aquellos que sí lograron dedicarse a lo que les apasiona y son felices en lo suyo: Gastón Acurio en la cocina, Jaime Bayly escribiendo, César Hildebrant haciendo periodismo, Raúl García Zárate tocando su guitarra, etc.
Un poco de esto les hablé a mis alumnos en unas clases que dicté en la Escuela Nacional de Archiveros (ENA). El día del "examen final", recibí una carta de Roger que paso a transcribir textualmente:
"Señor profesor:
Quizás se sorprenderá leer esta carta; pero créame cuando le digo que no he podido encontrar otra manera que sea la adecuada para poder llegar hacia su persona , algo que seguro para Usted no tiene la más mínima relevancia; pero que para mí, en estos últimos días ha sido decisivo, difícil y a la vez definitivo en cuanto a la idea de tomar una decisión con respecto al “estudio” que he llevado hasta el día de hoy en la “E.N.A.”.
Y fue gracias -por así decirlo- a la última clase que tuvimos con Usted, que sin querer me hizo reflexionar bastante al respecto. Yo sé que cuando Usted dijo a viva voz que “uno tiene que hacer lo que le dicte su corazón”, no hizo ninguna alusión personal, y con aquellos ejemplos que sugirió pude darme cuenta que la “archivística” no es una profesión en la cual yo pueda realizarme como persona ni en la que pueda encontrar satisfacción a nivel intelectual.
Por ello es que gracias a la clase que Usted dictó hace unas pocas semanas, he decidido dejar la carrera, no sé si definitivamente. Pero por ahora me dedicaré a lo que en verdad sé hacer y en lo que me muestro más idóneo, creativo y que me motiva y me da alegría.
En el preciso momento que Usted haya terminado de leer esta carta yo estaré afinando las cuerdas de mi guitarra “fender”, para luego prender el amplificador y probar en el micrófono el volumen de mi voz. Todo ello en el local en donde daré una presentación con mi banda de música.
¡Gracias por ayudarme a tomar esta decisión!. Ahora me siento mejor, con deseos de crecer y de encontrar satisfacciones.
Disculpe por no darle personalmente este papel, pero mi presentación es en la noche y no podré dar el examen final de su curso que fue el que más me gustó en este ciclo número cinco que ya está por concluir. La “nota” que tendré se lo dejo a su criterio. Se despide de su persona.
Atte.,
Su alumno
Roger ”
Roger, dondequiera que estés, sólo espero que seas feliz haciendo lo que realmente te apasiona: música con tu banda.